Ultima carrera: Parte 02 [Fic YunJae]



.: YunJae :.
is love ♥

Título: Ultima carrera
Pareja:
YunJae
Grupo:
TVXQ
Autor:
Suseet
Género:
Yaoi
Advertencia:
No. -en este capítulo-

"Después de descubrir que su medio hermano, Yoochun, es un ganster; Jae trata de salvar a una de sus posibles víctimas, Junsu, en el camino conoce a un apuesto sujeto, Yunho, y a su hermano, Changmin, con los que descubrirá cosas que no pensaba sentir."


Ultima carrera


Diario de un minuto: Jaejoong Recuerdos



Fue un día de primavera que me enteré que Yoochun había decidido ocuparse de los negocios de su padre. Por casualidad escuché que les pedía a sus hombres eliminar a alguien. No lo creí. Estaba seguro que era una broma. Pero mi curiosidad me llevó a observar la escena desde lejos.
Kim Junsu estaba parado en la esquina descrita por Yoochun. Vi a sus hombres, tres de ellos, acercarse por la espalda. Sacaron con cautela un arma con silenciador.
Crucé la calle sin precaución, escuché algunos insultos e imprecaciones. Tomé la mano de Junsu que miró confundido y salí corriendo tirando de él en dirección contraria a la de los matones.


Junsu volteó brevemente y los vio abriéndose paso entre la sorprendida gente y entendió todo. Más que yo al menos.
Cuando llegamos a la pista volví a jalar de él aún sin tener en cuenta que no era nuestro turno de cruzar. Un auto estuvo a punto de arrollarnos, pero se detuvo a tiempo. Él conductor se bajó enojado y nervioso por el leve choque que recibí en las rodillas, fue esa la primera vez que lo vi.
Nos miró enojado, pero al verme caer cambió su expresión a una de preocupación. Él y Junsu me ayudaron a subir al carro mientras que los matones seguían tras nuestra. Él se dio cuenta que nos seguían y trató de bajarnos pero al escuchar algunas balar impactar contra su auto no tuvo más remedio que arrancar.
Su expresión era de vivo enojo. Junsu parecía distraído en el asiento trasero. Era obvio, al menos para mí, que él sabía más que yo.
− Esto no tiene nada que ver conmigo –se quejó Yunho mucho rato después
− Tengo testigo –dije para tratar de conseguir su ayuda –todos vieron que me atropellaste… si te vas ahora te denunciaré.

Mi comentario no le hizo gracia. Vi como se tensaba su mandíbula.
− Entonces te dejaré en el hospital
− Por favor… –rogué –llévanos a un lugar que él no conozca…
Volvió a apretar las mandíbulas y luego giró en U hacia un edificio de departamentos. Unos minutos más tarde Junsu y yo estábamos acomodados en unos lindos sofás blancos en un cuarto igual de blanco con unos enormes ventanales abiertos por los cuales se colaba el viento haciendo bailar a las cortinas.
− Es mi culpa –musitó Junsu mientras se apoyaba contra el brazo del sofá.
− No entiendo –dije confundido. Yunho se sentó frente a mí. Fumaba y me miraba enojado.
Esperé paciente que Junsu relatara su historia pero se quedó en silencio por largo rato. Luego se levantó y fue hasta la ventana que le llegaba a las rodillas, estaba demasiado cerca… temía que saltara.
− Kim… Junsu –llamé. Él se dio vuelta. – ¿sabías que Yoochun iba tras de ti?
Asintió
− Iba tras de mí… pero no de ese modo.
La puerta se abrió. Un joven alto y de seria expresión entró.
− Buenas tardes –dijo con tono solemne. Yunho lo miró fastidiado y luego lo jaló hacia la cocina.
Pasados unos minutos ambos regresaron y nos miraron enojados.
− Si no está herido –dijo el que acababa de llegar. –No puede quedarse aquí.
− Por favor… no podemos volver –intervine – si volvemos, Yoochun nos encontrará…
La expresión del hermano de Jae se tensó.
− Hyung… no podemos… dejarlos ir… mejor… que se queden
− ¿Estás seguro? –le increpó Yunho
− Sí…

Era evidente que tanto a Yunho como a mí nos había sorprendido esa reacción. ¿Qué tramaba el muchacho? Aunque en realidad, más que parecer tener algún plan entre manos parecía contener el miedo con una mueca de desgano.

Esa noche Junsu se quedó sentado mirando el vidrio. No tenías ningún vínculo así que no pude acercarme a preguntarle nada. El jovencito sí se me acercó a mí mirándome con curiosidad.
− ¿Cómo te llamas? –extraña forma de cambiar de ánimo.
− Jaejoong, Kim Jaejoong
− Mucho gusto… soy Jung Changmin. Y el osito de peluche que está por allá se llama Jung Yunho.
Los dos sonreímos.
− ¿Esta muy enojado?
− Se le pasará…–sonrió
− ¿Por qué… nos ayudaste? –preguntó.
Changmin sonrió y luego se levantó de un saltó.
− Es tarde. Buenas noches.
Dio algunos pasos y desapareció por un pasillo. Yunho se acercó enfadado con unos palitos de tejer y una bufanda. Se sentó un poco más allá del lugar donde estaba y luego miró su paquetito apenado.
− ¿estás tejiendo? –pregunté
Prendió el televisor para ignorarme. Yo me quedé contemplando su trabajo. Unos minutos más tarde Changmin apareció.
− ¡OH! Perdió una apuesta y tiene que tejer 2 metros.
− ¡Ah!
− Ven, por aquí dormirás.
Me llevó a un lindo cuarto que jugaba de modo bastante varonil con los negros y rojos. Señaló una cama pequeña al lado de la más grande.
− Junsu dormirá en otro lado, ya tengo lista su cama. Tú aquí, con Hyung.
No respondí, pero el se dio cuenta de mi incomodidad.
− Hyung es una buena persona. Sólo que cree que te aprovechas de él… es todo. Tranquilo, no muerde. –sonrió y me dejó solo.
La cama de Yunho era matrimonial. Lo suficientemente ordenado para darse cuenta de que era una persona responsable.
¿Qué debía hacer? ¿Si me iba y dejaba a Junsu con ellos? O mejor… ¿Debía encarar a Yoochun? ¿Qué le diría? Para esas alturas su cabeza también debía tener precio. Se estremeció ante la idea.
Unos duros pasos me distrajeron de mis cavilaciones.
− Lo siento… –articulé
Levanto una ceja, tomó algunas cosas y salió. Me senté en mi cama a esperar que me botara. Escuché la puerta abrirse de nuevo y sentí algo aterrizar en mi cabeza.
− ¡Cámbiate! –pidió y luego se fue.
Cuando volvió tenía el dorso descubierto. Mantenía el seño fruncido, sin embargo, estaba más relajado. Se tumbó en la cama y se durmió rápidamente.
La mañana no me sorprendió. No había podido dormir a causa de la preocupación. Aunque me desagradara ligeramente el “osito de peluche” no podía arriesgar a él y a su hermano tan peligrosa compañía como éramos Junsu y yo.
Cómo agradecimiento por la noche bajo techo, les preparé el desayunó. No era difícil encontrar los materiales adecuados en tan pulcra cocina.
Yunho fue el primero en levantarse, me miró con hostilidad. Al notar lo que hacía sus ojos se relajaron.
− Siento ser una molestia –le sonreí –nos iremos hoy mismo.
El tomó uno de los platos y comió en silencio.
Junsu y Min se nos unieron después. AL terminar de comer, los tres salimos del edificio.
− Gracias por su hospitalidad –me agaché para hacerlo.
Fue al levantarme que lo vi. Tres hombres, los mismos de otro día, apoyados en un carro al fondo. Apuntaban a Yunho con un enorme rifle. Lo tumbé y la bala pasó zumbando cerca. Min también se tiró al piso, nos subimos en el carro de Yunho que reposaba a nuestro lado y salimos corriendo de la escena.
− ¡Maldita sea! –Gritó Yunho golpeando con fuerza el salpicadero del carro.
− No ganaremos nada quejándonos –agregó Min.
− Lo sé…
Yunho me miró apenado.
− Gracias… –dijo
Asentí levemente mientras notaba como las barreras que él había armado se caían ante mis ojos.

− ¿Qué haremos ahora?
− Preguntó Min
− Entregarme a Chunnie –sentenció Junsu.
Todos lo miramos sorprendidos. ¿Había decidido romper su silencio?
− ¿Por qué? –preguntó Min
− Es a mí a quien quiere… no ha ustedes
− ¿por qué…te quiere a ti? –me aventuré. Su rostro se desencajó.
− Tal vez si no los ve junto a mí se le pase… Sé a dónde ir… por favor.
Yunho me dirigió una rápida mirada. Afirmé con los ojos.
− Está bien. –aceptó.

Nos quedamos en silencio por un rato. El lugar estaba algo lejos. Dos días en carro con todo y los días en los barcos. No teníamos suficiente para mandarlo en avión.
La primera noche, estábamos todos muy cansados. Nos hospedamos en un hotel que tenía un pequeño restaurante para turistas. Yunho se sentó en la barra solitaria y pidió un trago. Vi como Changmin y Junsu caminaban de forma sospechosa hacía uno de los cuartos. Esos dos sabían algo.
Min me dirigió una leve mirada amenazante. No quería que me acercara a ellos. ¿Por qué?
− ¿Qué paso? –interrogó Yunho cuando me senté a su lado.
− Nada… solo pasaba por aquí…
− Ah… yo…
Jugaba con la cañita, batía el líquido y luego me miraba algo triste. No comprendía lo que trataba de decirme.
− Lo siento… –soltó al fin –No debí juzgarte.
− No te preocupes –el encargado dejó junto a mí el trago que le había pedido –un chico se te acerca en medio de la calle con unos matones persiguiéndole... –sonreí –cualquiera pensaría mal.
Rió con sus dientes blanquísimos. Brillaban.
− Entonces empecemos de nuevo… Mucho gusto Jung Yunho –me extendió la mano.
− Kim Jaejoong
Chocamos nuestros vasos. La madrugada estaba muy cerca. Yunho estaba cansado por haber manejado todo el tiempo. Lo ayudé a subir a su cuarto. Al tratar de lanzarlo contra la cama tomó mi mano y ambos caímos sobre el, por suerte, suave colchón. Él rió entre dientes.
− Debo estar loco –musitó y luego se quedó dormido. Me zafé de sus manos y me metí debajo de las mantas de la cama de al lado.
Al día siguiente con las primeras luces del alba, nos levantamos. Junsu nos propuso quedarnos unas horas ya que lo habíamos ayudado. Él y Min se fueron a pescar. Era una zona tranquila, un pueblito atrapado en algún lugar de Corea.
Yunho y yo caminamos por las calles de piedra mientras el sonreía mirando al sol.
− ¿Es extraño no crees? Cómo llegamos aquí
− Sí…
− Estás algo callado hoy…
− No es eso… es sólo que… mi hermano… No puedo aceptar cuanto ha cambiado.
− Mmm...
Yunho me pasó un brazo por los hombros y con el otro me despeinó riendo.
− No te preocupes… Todo saldrá bien.
Unas horas más tarde emprendimos el viaje. Para sorpresa de ambos, Min decidió quedarse con él unos días más.
− ¿Min, estás seguro? –preguntó su hermano.
− Sí Hyung… ve tu a Seúl… te llamaré para que me mandes dinero para regresar.
− Está bien…
Yunho y yo nos miramos pero al final decidimos dejarlos. Yo manejé el primer trecho hasta el pequeño parque que nos llevaría hasta la otra orilla.
− ¿En qué trabajas? –le pregunté mientras descansábamos en la cubierta del carro.
− Yo… –sonrió avergonzado –doy clases de artes marciales… de varias…
− Ah… –sonreí y le me miró embelezado –. ¿Tengo algo en la cara?
Sus ojos no se apartaron de mí.
− No –cambió de dirección y posó sus ojos en el mar. –No es nada… debo estar loco. –volvió a decir.
− Ah… ¿te llevo a un manicomio?
− No… mejor a otro lado. –su expresión cambio – ¿enfrentarás a tu hermanastro cuando lleguemos Seúl?
− No puedo creer que se haya metido en todo esto solo porque Junsu lo rechazó. Él no era así…
− ¿Cómo sabes eso?
− Me lo contó tu hermano… Junsu lo confesó ayer… parece que tu hermano antes era amigo de Yoochun… por eso sabía algo de la historia. Junsu no tuvo más remedio que confesar.
− O sea que Junsu es…
Sonreí al ver su cara.
− Se arrepintió mucho después… pero Yoochun ya no quiso saber nada de él… Ahora yo llevaré el recado… tal vez de ese modo… el logre calmarse.
− O sea que Junsu si quería a Yoochun, pero lo rechazó.
− ¿Quién en su sano juicio aceptaría que un amigo le dijera de la nada que lo quiere? –reí.
Yunho me imitó pero sus ojos no se enteraban de que el se reían. Estaban tristes.
− ¿Te pasa algo? –pregunté apenado… tal vez a él también le había pasado algo semejante.
− No… nada.
Su rostro se volvió severo. Caminó rápido por sobre la cubierta y desapareció camino a los servicios.

El día lo pasamos en la carretera. Sentía que al fin había olvidado, Yunho, su anterior tristeza. O al menos eso era lo que él quería que yo pensara. Cantamos algo en el carro. Su sonrisa se hizo ancha y sus ojos brillantes.
Nos volvimos a hospedar en el mismo hotel de la anterior ocasión, la misma barra, incluso el mismo Yunho sentado a las 10 PM con el mismo trago frente a él. Nosotros éramos diferentes. Cuatro días de convivencia nos habían ayudado a estrechar nuestros lazos amicales.
− ¿Otra vez caerás borracho después del segundo vaso? –me burlé.
− Sí… quiero dormir temprano –sonrió.
El encargado trajo mi trago y luego se alejó.
− ¿Quiere un poco de éste? Terminarás durmiendo más rápido.
− ¿En serio? –gritó con fingida alegría
− En serio.
Le alargué mi vaso y luego sorbió un poco.
− Muy bueno

Efectivamente no pasó mucho para que empezara a cantar. Lo hacía bien. Unos sorbitos más hicieron que sus ojos se entrecerraran lentamente.
− ¿Recordarás mañana todo? ¿O lo olvidarás como yo?
− Lo olvidaré –bromeé pero él pareció tomárselo en serio.
Cuando llegamos a nuestra habitación Yunho no dijo nada. Yo había puesto su brazo alrededor de mis hombros para evitar que cayera. Intenté recostarlo en la cama, pero, como la otra vez, me tomó la mano y ambos caímos. Él boca abajo a mi lado. Su brazo sobre mi pecho con la cabeza escondida al costado de la mía.
− No digas nada… por favor…
De hecho, su calor era tranquilizador. Tenía algo de frío, pero al sentirlo tan cerca…
− Debo estar loco… –volvió a decir. No quise entender sus palabras. No quise sonreía al darme cuenta que estaba a gusto. Cerré los ojos y traté de dormir.
No estoy seguro de qué pasó después… Estoy casi seguro de que fue un sueño; no podría asegurar que lo fue y eso me ponía en una situación incómoda.
En el supuesto sueño sentía que Yunho me jalaba y me apegaba a su costado, luego que él se daba vuelta y me apegaba a su pecho, sus manos jugueteaban con mi cabello, rozaban mi rostro, mis ojos cerrados, mis labios. Su calor se fue haciendo más fuerte en mi pecho, estaba sobre mí, no lo sé… tenía miedo de abrir los ojos y descubrir si era un sueño o no.
Unos encendidos y húmedos labios chocaron contra los míos. Los abrieron, los hurgaron ansiosos… golosos… después ya no sentí su calor…sólo escuché el golpe de la puerta y las palpitaciones de los pulsos de mi frente, una sofocada respiración y mi cuerpo temblando… ¿Sueño? ¿Qué clase sueño fue ese?

¿Qué hará ahora Jae?
¿Cómo enfrentará a Chunnie?
¿Qué pasará con Yunho?
¿Y Min, Chunnie y Junsu?



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