Juegos y pesadillas [One-short Gravitation]
lunes, 14 de junio de 2010Título: Juegos y pesadillas
Pareja: Yuki x Shuichi
Autor: Violepatty
Género: Drama
Advertencias: Lemon
Disclaimer: Basado en Gravitation, todo lo concerniente al anime, manga, CD drama, ovas, novelas, megamix y remix es propiedad exclusiva de Murakami Maki-sensei, yo solo uso a sus niños para sacar mis perversiones.
“Una fiesta...Eiri ha estado provocando demaciado a su amante, ha estado jugando con fuego.
¿Será que sale quemado?”.
Juegos y Pesadillas
Lo había estado provocando toda la noche.
Ya no lo soportaba.
Había estado jugando con él, lanzándole miradas, entregándole fugaces besos y caricias furtivamente salvajes. Si lo que quería era hacerlo calentar… Lo había logrado y vaya que había tenido éxito en su misión.
La erección ya amenazaba con hacerse presente entre sus piernas y a cada segundo le sería mucho más difícil ocultarla bajo su fino traje formal.
Por que sí, esta vez el revoltoso ídolo de masas estaba vestido con un fino traje, obsequio de su escritor favorito. Claro que el regalo no había sido precisamente para mostrarle su afecto ni mucho menos; la razón estaba más que clara: No quería quedar en ridículo.
Los habían invitado a ambos a una cena de parejas, realmente era para alguna de tantas causas nobles cuyos fondos van a parar en un noventa por ciento al bolsillo del organizador y lo restante a la verdadera fundación o causa. La invitación especificaba “Para el escritor Yuki Eiri y su esposo, el cantante Shindou Shuichi” y luego la demás bola de formalidades.
Obligadamente había tenido que ir a esa cena aburrida.
Las traviesas manos de Eiri se colaban por debajo del mantel para acariciar sus piernas mientras escuchaban hablar a la líder altruista… se estaba calentando demasiado.
La anciana mujer se calló al fin y la comida fue servida en la mesa. No tenia ánimos de comer, su problema entre las piernas lo distraía demasiado. Pero hizo un esfuerzo sobrehumano por concentrarse en la cena caliente y no en su más caliente parte baja.
La comida terminó en relativa calma para la mayoría, excepto para el pequeño cantante pelirrosa. Eiri había llevado sus juegos demasiado lejos… Se pasó toqueteándolo discretamente mientras devoraban sus platillos, además hacía expresiones tan sexys al comer y beber. Su amado era demasiado excitante.
Trató de desquitarse varias veces, pero el rubio en ningún momento se mostró al menos un poco descompuesto. Nunca apartó aquella mueca hipócrita que lucía en ese tipo de eventos y en las entrevistas televisivas para mantener las apariencias frente a todos. Mientras él... Shuichi debía ser un semáforo andando, el calor era insoportable, su erección había comenzado a notarse.
Una a una las parejas fueron levantándose de la mesa y las baladas se dejaron escuchar invitando a bailar a toda esa bola de estirados. Cordialmente y entre fingidas amabilidades varias mujeres jóvenes y otras no tanto le pidieron a Eiri bailar, él las complació fastidiado, aunque con su falsa sonrisa que solo las personas cercanas a él sabían lo que realmente significaba.
Su sangre hervía, en parte por los juegos que había mantenido el rubio para con él y en parte por los celos que le despertaba verlo bailar con esas mujeres. A él también se le habían acercado varias chicas, pero las había rechazado a todas. No podía dejar que nadie se diera cuenta de su estado.
De la nada vio como un grupo de mujeres rodeaban a su amado y le comenzaban a decir cosas que no alcanzó a escuchar, se percató de que lo señalaban con la mirada y disimuladamente. No quería caer en más juegos, suficientes problemas tenía ya en su entrepierna como para preocuparse por lo que esas locas le dijeran a Eiri de él, total, el ojimiel no les creería nada ¿O sí?
Yuki se acercó al sitio donde se encontraba sentado, traía a todas las mujeres tras de él, eso le fastidiaba. Se acurrucó un poco hasta quedar a la altura del oído y le susurró:
-Solo sonríe y ven a bailar conmigo, sino nunca nos las quitaremos de encima.
-Realmente tengo un problema –respondió entre dientes.
-No importa, yo te cubro. –tras la frase mordisqueó la oreja del vocalista y las más jóvenes suprimieron un gritito típico de una fangirl yaoista.
Esto le causó escalofríos, seguía jugando sucio y él sin poderse vengar…
Comenzaron a bailar el suave vals y entre paso y paso los manoseos se hacían casi descarados. ¡¡Esas mujeres estaban disfrutando el mejor espectáculo de sus vidas!! Eiri estaba comenzando a entrar en calor también, pero sabía contenerse.
Luego de un par de sonatas se disculparon con las mujeres y se perdieron en el laberinto del jardín de la enorme mansión. (no literalmente)
Al encontrarse solos, el vocalista al fin pudo exteriorizar todo su sentir.
-Esta noche has estado provocándome demasiado Yuki –expresó con voz cargada de deseo y lujuria. –espero que recompenses la espera. –sentenció mientras tomaba hambriento los labios del mayor.
-Calma un poco, aún estamos en un lugar donde nos podrían ver. Mejor vámonos ya de aquí y terminemos esto desarreglando la cama, ya me aburrí de esta estúpida fiesta de beneficencia. –dijo el escritor, tras separarse del placentero contacto.
-Claro que no Yuki, yo quiero hacerlo aquí y ahora, me estuviste provocando toda la noche, no me importa que estemos a dos vueltas de la entrada del laberinto. ¡Lo haremos aquí y ahora! –casi ordenó el menor, cuando se calentaba podía ser muy exigente y firme.
-¿Solo por que lo dices tú? –preguntó con su gatuna mirada cargada de desafío y lujuria.
-Sí, solo por eso y por que tú también lo deseas. –comentó mientras su mano izquierda apretaba el miembro de Eiri y este lanzaba un ahogado gemido.
-Me gusta cuando te pones agresivo. –sonrió de medio lado. –demuéstrame qué puedes hacer. –volvió a desafiar.
Shuichi comenzó a desabrochar desesperadamente los botones de la negra camisa de Eiri, esa noche estaba vestido completamente de negro, solo llevaba una corbata de color violeta que él le había regalado para su tercer aniversario, le había dicho que se la daba para que cuando la usara se recordara de sus ojos. Se llevó un golpe por tan narcisista comentario, pero de todos modos el rubio la aceptó y siempre se la ponía para eventos importantes.
Una traviesa idea rondó su mente al tocar la fina tela de la corbata, realmente fueron mucha ideas y a cual más pervertida cada una, tanto tiempo con el escritor le había dejado huellas…
-Yuki… dijiste que querías saber que era capaz de hacer ¿ne? –cuestionó maliciosamente.
-Si baka, eso estoy esperando, que hagas algo… es bueno variar de vez en cuando, además… tú eres quien está impaciente, por mi nos vamos a la casa y… -un delicado dedo se posó sobre sus labios.
-Shhh, Yuki, déjame hacer lo que quiera esta vez ¿si? –en un rápido movimiento le quitó la corbata del cuello. -¿Podrías juntar tus manos en tu espalda Yuki?, por favor. –pidió el chico.
-¡Ja!, ya veo por donde va el juego, está bien, átame, veamos que es lo que sabes hacer.
La idea le estaba pareciendo de lo más excitante, por eso amaba llevar a Shuichi al límite de su resistencia, siempre le daba una sorpresa diferente y todas eran muy gratas.
Luego de atarle las manos a la espalda, ambos se sentaron en el suelo, la posición que tenían anteriormente no era del todo cómoda. El ojivioleta desabrochó el pantalón de Eiri, liberando su ya notoria erección, aun cubierta por la fina tela de los boxers, la idea de un pelirrosa más activo siempre lograba prenderlo muchísimo. Depositó pequeños besos por el miembro de su amante y luego subió a su rostro para darle un apasionado beso. Sus lenguas se encontraron ansiosas en esas calientes cavidades, los roces eran lujuriosos, excitantes, apasionados, cargados de amor, deseo y todas las emociones juntas. Luego de un rato el menor se separó de su pareja tratando de recomponer su errática respiración. ¡Casi se viene con el beso y aún no se había desvestido!
Entonces reparó en que aún tenía la ropa. Eiri lo observaba extasiado desde abajo, su niño había aprendido mucho en los cuatro años de relación que llevaban hasta la fecha y cada vez parecía más un hombre. Sus facciones iban madurando con el correr del tiempo, ahora no parecía una quinceañera, si no un chico de su edad, un hombre de veintitrés años, con rasgos delicados, sí, más no afeminados como hacía algunos años, también se mostraba mucho más maduro y agresivo la mayoría del tiempo, aunque internamente eras el mismo mocoso revoltoso y chillón de siempre.
Mientras el novelista meditaba los progresos de su amante, este ocupaba su tiempo en desvestirse rápidamente hasta quedar en las mismas condiciones que el rubio: cubriendo su cuerpo sólo con sus boxers.
Bajó hacia el pecho de Yuki y comenzó a lamerlo en dirección descendente hasta llegar a su abdomen. Jugueteó un rato en esa zona haciéndole cosquillas con su pelo y la punta de sus dedos. El mayor no lo soportaba más, si no estuviera atado seguramente ya lo tendría debajo de su cuerpo exigiendo mayor rapidez en las embestidas que le estaría propinando.
-Si vas a hacer algo, hazlo de una vez. –exigió desde suposición en el suelo.
-No comas ansias Eiri, todo a su tiempo –tranquilizó el otro.
Dejó de jugar y terminando de quitarle la ropa interior a su amado, empezó a dar besos desde la punta hasta la base, solo rozando apenas la erección de Eiri. Jugó así por largos segundos hasta que se aburrió de hacerlo, el rubio apretaba sus labios para no dejar escapar los desesperados gemidos que amenazaban con salir de su garganta.
Sin previo aviso engulló casi por completo el miembro del escritor, mientras este lanzaba un gemido que no pudo reprimir. Nuevamente casi se corre al oír la ronca voz de su amante cargada de placer, pero se contuvo, en esos años había adquirido mucha más resistencia, talvez no tanto como Yuki, pero si la suficiente como para no venirse más de dos veces antes que él.
Comenzó con un ritmo tortuosamente lento, lo quería hacer pagar por todo lo de la fiesta, se estaba vengando. El de ojos mieles no quería seguir su juego y empujaba sus caderas hacia el interior de la boca del cantante, este se sacó el pene de la boca y le dijo.
-Calma, si sigues así solo lograras asfixiarme.
-¿Y que tiene eso de malo? –le respondió altanero. Eiri nunca dejaría de ser Eiri.
Ignoró el comentario y siguió con su labor, esta vez el ritmo era un poco más rápido, la punta ya estaba goteando el blanquecino líquido pre-seminal. Sin previo aviso Shuichi introdujo uno de sus dedos en el trasero del ojimiel, quien lanzó una exclamación de sorpresa por la tan repentina intromisión.
Aunque nunca lo admitiría, le encantaba sentir los dedos del ojivioleta en su interior, era una sensación muy placentera, pese al escozor inicial que duraba apenas segundos. A veces, cuando Shuichi estaba demasiado excitado tendía a hacer ese tipo de cosas, pero nunca había pasado de introducirle dos dedos, esta vez le resultó demasiado extraño sentir una tercera intromisión.
-¿Qué demonios haces baka? –preguntó extrañado.
Shuchi sacó el miembro de su boca y dijo:
-Hoy quiero llegar al final Yuki, me provocaste demasiado frente a toda esa gente.
Eiri pasó saliva, estaba prácticamente a merced del pequeño pervertido, nunca le había dicho semejante frase ni tampoco esperó oirla. Sus manos atadas a la espalda, el chico entre sus piernas impidiéndole cerrarlas, no podía hacer nada para evitarlo.
-¡No lo harás! –dijo firmemente.
-Vamos Yuki, dijiste que querías saber de que era capaz ¿no?, entonces déjame hacerlo ¿Sí?, de todas formas aunque no quieras lo haré.
-Baka, si lo haces en contra de mi voluntad sería una violación –trató de persuadirlo.
-¿Y qué?, Tatsuha lo dijo una vez ¿no?, “¿Qué diría Shu-chan si te viera ahora, a este desastroso hermano mío. Probablemente… ‘Violarte repentinamente es algo que siempre quise intentar ¿Está bien?’” –citó textualmente aquellas líneas del video que había visto hacía mucho tiempo y que estaba reservando justamente para esta ocasión, aunque realmente nunca creyó que algún día la usaría.
Su mente recordó algunos eventos de la última vez que había sucedido “eso”, más específicamente ese trozo de conversación entre gemidos. Eiri se descompuso por completo ante tal verdad, pero hacía ya tres años que no recurría a ellos ¿Cómo? ¿Cuándo? Y ¿Dónde había visto ese video su pareja?, aunque él realmente no recordaba casi nada de lo que había hecho con su hermano y cuñado, pero hacía tiempo que le llegaban los videos directo a su correo, realmente solo había soportado ver la mitad del primero que llegó a sus manos y eso por que fue el tiempo que tardó en reaccionar para quitarlo, desde entonces le habían llegado otras cintas del mail de su hermano, pero no las había podido ver, no lo podría haber resistido.
-Lo sé hace mucho Yuki, Seguchi-san me hizo llegar un video, siempre me callé por que entendía tu trauma, pero si dejas que ellos te traten así ¿Por qué no puedo yo hacerte el amor? No importa, terminemos esto pronto, llevo como tres años deseando hacerlo –terminó de decir. Eiri aun no reaccionaba del todo a sus palabras.
Y no reaccionó hasta que sintió como un gemido de dolor abandonaba su garganta ante la repentina intromisión en su cuerpo. Hacía demasiado que no tenía sexo en esa posición y además no había usado lubricante, le había dolido muchísimo. Las lágrimas bajaban de su rostro y sintió algo en su interior quebrarse, nunca creyó que Shuichi fuera capaz de hacerle eso… de jugar tan sucio…
-¿Có… CÓMO PUDISTE? –vociferó dolido.
-Vamos Eiri… sé que a ti te gusta, deja de renegar y mejor disfrútalo, te aseguro que puedo ser tan bueno como Seguchi-san o Tatsuha, además he estado practicando con Ryu-chan, así que veras cómo no soy un inexperto.
Esto era el colmo ¿Le confesaba que lo había estado engañando?, no podía creerlo, simplemente no podía ser verdad, Shuichi, su Shuichi no podía ser así ¿Cierto?, esto tenía que ser una pesadilla ¿Verdad?
Quedó en un estado de shock, su cuerpo reaccionaba a las caricias pero su mente estaba en blanco, su mirada perdida en la brillante luna, única testigo de los increíbles hechos que se estaban llevando a cabo esa noche. Había creado un monstruo, sólo quería un amante más participativo, no un violador.
Las embestidas poseían un ritmo acelerado y para su sorpresa si eran constantes y uniformes, denotaban experiencia… Sí lo había estado engañando, se notaba en cada movimiento, su corazón estaba destrozado. ¿Realmente habría sido su culpa lo que estaba sucediendo? ¿Por eventos que ni siquiera recordaba con claridad?
El contacto le traía sus memorias una a una, su mente aún se negaba a aceptar la realidad. Shuichi moviéndose dentro y fuera de su cuerpo… recordó la vez en que habían hecho el último trío, esa fue la vez que Tatsuha le dirigió aquellas palabras. Lo recordó todo y se sintió sucio, humillado, como la peor persona del mundo. Sí, se merecía lo que tenía, estaba bien que Shuichi le hiciera lo que quisiera, después de todo otros hombres habían profanado su cuerpo antes ¿Por qué no el ser que más había amado?, aunque él le hubiera engañado… también eso era su culpa, lo había tenido demasiado descuidado, había sido muy frío e indiferente con él, era lógico que buscara cariño en otros brazos, era más que predecible…
Finalmente el caliente líquido llenó su interior completamente, esta vez Shuichi se había corrido tanto como ninguna otra vez, él aun presentaba una erección notoria.
-Bien Yuki, ya que descargué todo lo que sentía, mejor te ayudo con eso.
Lentamente salió de su interior para reanudar las caricias, liberó las manos de Eiri pero él seguía con la vista en la luna, su mente estaba perdida pero su cuerpo se había quedado en el plano terrenal. Al ver que no reaccionaba comenzó a masturbarle para sacarlo de su trance, pero seguía en shock, quizá había sido demasiado decirle todas esas cosas de golpe…
****
Entre abrió sus preciosos ojos mieles y se descubrió dormido sobre su laptop, estaba sudoroso y muy agitado, después de todo solo había sido una pesadilla. Otra maldita pesadilla.
Se sintió mucho mejor al descubrir que todo había sido un mal sueño, quizá a causa de estar en vela por más de dos días escribiendo su novela y mantenerse a punta de cigarros y cervezas –cuando su amante no estaba, claro- se incorporó de su asiento apoyándose en sus manos, las muñecas le molestaron un poco, se dio cuenta de que traía una camisa manga larga, pese a que no estaba haciendo frío y él tendría que estar en ropa de casa. Se arremangó las mangas y pudo ver en sus muñecas algunos feos moretones, además de algunos rasguños en sus brazos, parecía que se hubiera revolcado en el suelo sin ninguna tela que cubriera su delicada piel.
Una punzada en su trasero al tratar de levantarse y un video que se había terminado de reproducir en la computadora confirmaban sus sospechas: Nada había sido un sueño.
Ahí estaba el video que se lo confirmaba, tomado por alguna de aquellas estiradas mujeres sin duda… o al menos eso supuso.
Se sintió horrorizado y desesperado, dio un grito desgarrador que se logró escuchar hasta en América Latina y luego cayó sentado en la silla.
Segundos después vio entrar por la puerta al más reciente causante de sus traumas, se le veía culpable, traía la vista en el suelo, no se atrevía a mirarlo a los ojos.
-Yu-Yuki, ya despertaste ¡Que bueno! ¡¡Por favor perdóname por no haber podido protegerte como lo juré tantas veces!! ¡¡Te lo ruego nuevamente Eiri!! ¡¡Perdóname por no haber podido evitar…
-¡¡Cállate!! –vociferó exaltado. –no tienes derecho a disculparte, después de lo que me hiciste… -su voz había ido bajando gradualmente, sus amenazadores ojos fueron a parar al suelo también, se sentía humillado.
-Yuki… yo… yo sería incapaz de hacerte nada y tú lo sabes. Perdóname por favor por no haber podido evitar que esos tipos te secuestraran Yuki, te lo ruego. –tras esas palabras se abrazó fuertemente al pecho de su amado.
¿Eh?, ahora ya no estaba entendiendo. ¿Secuestro? ¿A que se refería con eso?, sólo atinó a estrechar el contacto, repentinamente sentía un gran vacío en su interior.
-¿Qué día es hoy? –preguntó inseguro.
-Es viernes tres de octubre Yuki.
-Diablos, volví a olvidar todo lo que ha pasado en el último mes. –dijo enojado consigo mismo.
-Sí, volviste a olvidarlo… tuviste una pesadilla y la mezclaste con la realidad, la doctora dijo que podría suceder que tuvieras pesadillas, también dijo que ya que posees personalidades múltiples lo más seguro era que nunca recordaras a cabalidad todo lo que sucedió cuando volvieras a ser tú, pero eso es bueno Eiri, por que ahora no estarás deprimido todo el tiempo. Volverás a ser mi Yuki de siempre. –le regaló una preciosa sonrisa.
Eiri le devolvió el gesto, también le agradaba volver a ser él mismo, reparó nuevamente en el video que estaba reproducido en su computadora, Shuichi también posó sus ojos en dicho video.
-Yuki, también deberías dejar de ver esas cosas, la doctora dijo que debía mantener alejados de tus manos todos esos mangas porno de nosotros dos… tuve que regalarle mi colección a Tatsuha. –dijo muy apenado, con un tono carmín cubriéndole todo el rostro.
-Baka –fue la única respuesta que obtuvo.
Las cosas volvían a ser como siempre
FIN
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